Llegan a la casa del anfitrión a eso de las nueve de la noche con una botella bajo el brazo. O dos. Si la bebida se acaba, arrasan con las reservas de la casa, salen a comprar a quienes les venden por el doble del precio o piden por teléfono a algún delivery. A medida que toman, ellos ensayan el rol de ganadores ante las chicas y ellas juegan a seducir. "La previa" se estira hasta la madrugada y el consumo de alcohol también. Sin embargo, siguen tomando en el boliche, y la noche a veces termina con peleas en las calles, agresividad, chicas descompuestas y una resaca insoportable. Esas son las secuelas más evidentes, pero las más profundas causan daños graves que pueden ser irreversibles.
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